martes, 25 de junio de 2013

Receta para un buen chisme

Ponga un prejuicio, dogma o idea absurda en su cabeza. Agregue suspicacia innecesaria.  Incorpore una pizca de observación excesiva y si es posible, una aguda audición. Añada una gran falta de oficio.

Incluya elementos adicionales como envidia, celos o malicia, que enriquecen significativamente la receta.

Mezcle todos los ingredientes de manera uniforme y póngale un toque de amnesia, para que se olvide por completo de su preparación e ingredientes. Cocine a fuego lento, con palabras necias y cabezas huecas que crean ingenuamente cualquier babosada que usted diga.

Sírvase preferiblemente caliente, para que no pierda su sazón ni vigencia.

En caso de enfriarse agregue nuevamente y con vehemencia un prejuicio, dogma o idea absurda.






lunes, 24 de junio de 2013

Like spinning plates

Muero algún día por tocar esto en piano:



Hoy me prometí que volvería  a tocar piano. Dejo esta promesa en este blog como constancia de lo verdaderas que son mis intenciones y como una manera de presionarme para "volver al arte".

jueves, 20 de junio de 2013

Del perdón y otras virtudes

Es muy difícil perdonar a los demás. Es también difícil pedir perdón. Pero es aún más complejo perdonarse a uno mismo.

Todos sabemos que errar es humano, pero verse uno como un pendejo y pensar momentos después en las estupideces cometidas y en las alternativas maléficas escogidas se vuelve algo incómodo. Porque a todos nos gusta vernos bonitos y perfectos. Nos cuesta vernos a la cara y decirnos la verdad: "crédula", "dramática", "ridícula", "egoísta", "arrastrada"... Nos cuesta entender que sin virtudes no existen los defectos y que tampoco se puede ser tan radical en este sentido. Nuestras virtudes, al igual que los defectos, son parciales y no totales, aparecen cuando quieren, a conveniencia del emisor y la circunstancia.

Necesito entender que puedo equivocarme. Mirarme al espejo, decirme unas cuántas verdades y luego sonreír. Porque de eso se trata la humanidad.

miércoles, 19 de junio de 2013

19.06.2013

Estoy dolida. No puedo recordar nada bueno que haya vivido contigo. Todo me duele, en lo más profundo, lo que más me duele es lo tonta que fui al ser tan permisiva contigo. Dejé que entraras en mi vida pero no para mejorarla, sino para revolerla toda con tus temores y debilidades. Y si, quizás no fui el mejor ejemplo ni la persona más sensata para ayudarte en tu camino, pero sencillamente al final no pude más. No pude cargar con tus cargas, tengo las mías y son más que suficientes.

La pregunta ahora es, ¿qué sigue? Tengo miedo de volver a llorar por otro tonto que me haga sentir tonta. ¿Qué sigue? ¿Alguien sabe?